Muchos incendios han abrasado los montes este estío. Han muerto pundonorosos trabajadores. De esos que tienen que luchar por la defensa de lo público y lo común, y que tan fácil son pasto de las llamas -ya que de incendios hablo- de frívolos comentarios ciudadanos contra los funcionarios públicos. Se han calcinado bosques y matorrales. Miles de hectáreas han ardido, privando en bastantes casos a vecinos de unos rendimientos por los que trabajaban desde hacía décadas. Ha desaparecido un paisaje que tardará años en recuperar algún color. Y, entre lo terrible, están las noticias de saber que la mayoría de los fuegos han sido provocados. Resulta desolador… (seguir leyendo en: http://administracionpublica.com/echarse-al-monte-2/)
Deja una respuesta